
Hablar claro siempre es de agradecer, máxime cuando se trate de un capitoste de cualquiera de los partidos o sindicatos, tan aficionados a endosar su verborrea huera y prefabricada al ciudadano.
En esta rara ocasión, uno de los sindicalistos en jefe de Madrid, se pronuncia en el sentido de que el derecho a la huelga prevalece sobre el derecho al trabajo. Esto es, sin duda, una aberración y un insulto al sentido común; pero sumamente ilustrativo del punto de vista de la patulea sindical.
En efecto, por más que el 99% de los españoles vivamos de nuestro trabajo y, por tanto, estimemos en muy alto grado nuestro derecho a desempeñarlo, estos tipos comen —algunos parece que muy bien, dicho sea de paso— de maquinar este género de algaradas y de otras actividades poco honrosas, y es natural que para ellos lo importante sea esto último. La solidaridad bien entendida empieza por uno mismo, se dice.
Por cierto, los hay peores aún que esta gente. El caradura de Laporta aspira, sin el menor pudor, a llevar a su molino el agua que muevan los sindicalistos en Cataluña. De lograr su propósito, que lo dudo, sería la primera vez que aprovecha a un tercero alguna acción de UGT y CCOO; en este caso, a los que persiguen encender la mecha de la guerra civil en Cataluña.