lunes, 6 de septiembre de 2010

Demasiado listo


A imitación del Dante, que erigiera a Virgilio en maestro di color che sanno («maestro de los que saben»), por la profunda intuición de sus escritos, Parini llamó a Voltaire maestro di coloro che credon di sapere («maestro de los que se creen que saben»).

No en vano fue éste último el más caracterizado paladín de la Ilustración y de la tendencia de la razón ilustrada y científica a entrar, como un elefante en una cristalería, en todos y cada uno de los ámbitos del mundo y de la vida. En esa onda parece venir ahora el eminente científico Stephen Hawking, que afirma nada menos que la ciencia no deja espacio para Dios; esto es, ¿la ciencia, como la atmósfera que nos envuelve, lo cubre todo y llena hasta el más hondo recoveco? Por las cosas que dice este señor de «superhumanos», profesión de ideología socialista y demás, yo pienso que, si no es así, debería serlo, o eso querría él.

Yo no sé ni la mínima parte de ciencia que este señor, pero me permitiría decirle, si alcanzase a leerme, que demuestra muy pocas luces. Con su compatriota Hobbes, le recordaría que «negando la existencia de Dios, el hombre podrá sacudirse la libertad, mas no el yugo». Si no, que me explique qué ley, teoría o hipótesis científica garantiza el derecho, no ya a la libertad, a la vida misma, a una persona en su condición física, a la que, por lo demás, él se sobrepone de forma tan admirable.



PD: Traducción de la leyenda de la imagen, un cartel alemán de los años 40 del siglo pasado: «60.000 marcos cuesta este inválido al erario durante toda su vida. ¡Camarada, éste también es tu dinero! Lee Neues Volk, la revista mensual de la Oficina de Política Racial del PNSTA.» (Partido Nacional Socialista de los Trabajadores Alemanes.)

6 comentarios:

  1. Muy buen post.

    Hay quien ha dicho por ahí que este señor será un gran físico, pero es un pésimo filósofo...y muy arrogante.

    Por cierto, le dejo el enlace de un artículo del país muy bueno, Si lo dice un científico va a misa

    Un abrazo.

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  2. Muy buena la definición sobre Voltaire, muy buena la frase de Hobbes, muy impresionante la frase del cartel alemán, así da gusto leer posts.

    Si yo tuviera cultura científica (que no es el caso) hubiera leído un poco sobre los argumentos de este señor, tan admirable por otras cosas. Sin saber casi nada de ciencia puedo afirmar lo evidente: sus investigaciones no podrán demostrar la existencia de Dios, pero tamboco que el Universo se baste a si mismo, que se haya creado a si mismo o -peor aún- que sea eterno.

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  3. Por cierto, se me olvidó decirle, el cartel alemán me da escalofríos...

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  4. En primer lugar, gracias a los dos por sus comentarios.

    Estimado Fernando, que el Universo se haya creado a sí mismo me parece al menos tan posible, en principio, como que lo haya creado un ser inteligente, porque no estoy muy ducho en lo que a creación de universos se refiere. Pero sacar estas cuestiones fuera del ámbito científico con declaraciones sensacionalistas para consumo del vulgo no me parece de recibo. No creo que conduzca a nada bueno, como he intentado hacer ver en esta entrada.

    Querido Andy, para ser de El País, el artículo no está mal, muy ilustrativo, gracias por enlazarlo. En otro orden de cosas, claro que el cartel da escalofríos: no es ningún secreto la solución científica que el partido nazi solía aplicar a este tipo de cuestiones.

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  5. Gracia por la aclaración, Painted. Ya dije que soy un analfabeto en temas de ciencia, lo único es que por lógica me parece imposible que el Universo sea eterno, que exista desde siempre, desde hace miles de millones de billones de años, es una idea que repugna a mi cabeza, todo estaría mucho más evolucionado de lo que ya lo está, pero insisto en que lo planteo desde mi ignorancia científica.

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  6. No era mi intención disputar contigo, Fernando, te ruego que me disculpes si se ha entendido así. Lo único que pretendía es ceñirme al objeto de esta entrada: que la ciencia y los científicos, deben ir a lo suyo, y no quieran pontificar sobre todo; sobre la divinidad o la moral, por ejemplo.

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