martes, 28 de septiembre de 2010

Las prioridades de los sindicalistos

Pido disculpas a mis dos o tres amables lectores de costumbre por mi ausencia. He estado de reformas en casa y, es lo que tiene ser pobre, de improvisado peón de albañil, y apenas si me he asomado por Internet.


Hablar claro siempre es de agradecer, máxime cuando se trate de un capitoste de cualquiera de los partidos o sindicatos, tan aficionados a endosar su verborrea huera y prefabricada al ciudadano.

En esta rara ocasión, uno de los sindicalistos en jefe de Madrid, se pronuncia en el sentido de que el derecho a la huelga prevalece sobre el derecho al trabajo. Esto es, sin duda, una aberración y un insulto al sentido común; pero sumamente ilustrativo del punto de vista de la patulea sindical.

En efecto, por más que el 99% de los españoles vivamos de nuestro trabajo y, por tanto, estimemos en muy alto grado nuestro derecho a desempeñarlo, estos tipos comen —algunos parece que muy bien, dicho sea de paso— de maquinar este género de algaradas y de otras actividades poco honrosas, y es natural que para ellos lo importante sea esto último. La solidaridad bien entendida empieza por uno mismo, se dice.

Por cierto, los hay peores aún que esta gente. El caradura de Laporta aspira, sin el menor pudor, a llevar a su molino el agua que muevan los sindicalistos en Cataluña. De lograr su propósito, que lo dudo, sería la primera vez que aprovecha a un tercero alguna acción de UGT y CCOO; en este caso, a los que persiguen encender la mecha de la guerra civil en Cataluña.

3 comentarios:

  1. Son unos mamarrachos.

    La huelga llega tarde y mal... no hay quien se la crea.

    La aberración del derecho a la huelga superior al derecho al trabajo es comparable con el binomio "piquetes informativos". En pleno s. XXI, con todas las tecnologías de comunicación social de las que disponemos, aún son necesarios unos señores que vayan a los establecimientos abiertos el día de huelga a "informar"... ¡venga hombre!, eso es extorsión y no información.

    Ya se lo dije, estos señores mantienen esquemas decimonónicos aderezados con una cara dura impresionante.

    Y una última reflexión... si la huelga fracasa, como apuntan las encuestas, ¿reflexionarán los sindicatos sobre su papel social? ¿no se sentirán fracasados, fuera de lugar? ¿no sentirán que no representan a nadie y, por tanto, no tienen ya razón de ser?... Mientras el gobierno de turno les sigan "untando manteca" ellos no se plantearán nada.

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  2. Hola, Painted, bienvenido de nuevo.

    Es curioso el rango que ponen estos tipos entre derecho de huelga y de trabajo porque, en teoría, no tenían por qué colisionar, no habría por qué discutir si uno u otro son superiores: el que quiera trabajar que trabaje, el que quiera hacer huelga que la haga, no tiene sentido entrar a ver cuál es superior salvo que se pretenda violar uno de los dos, como han hecho ellos en algunos centros de trabajo.

    No conocía el caso Laporta. Hay que tener caradura para que un señorito barcelonés y rico, que es lo que es él, pretenda sacar tajada de esta jornada. Las encuestas dicen que no va a sacar nada en las elecciones, menos mal, ojalá vuelva pronto a las tinieblas de la vida privada.

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  3. Andy, se responde usted mismo con absoluta corrección: mientras haiga pasta del sufrido contribuyente, aquí nadie se replantea nada.

    Los piquetes informativos ya hemos visto en las noticias cómo informan. En las de Antena 3, por mentar sólo un caso, han sacado a una horda de patanes que agredía por la espalda a un ciudadano mientras tomaba pacíficamente un refresco sentado en la terraza de una cafetería; y, encima de todo, le señalaban a la cámara como el responsable de lo sucedido. Si en España hubiese, no ya justicia, sino un poquito de vergüenza, la fiscalía emprendería acciones mañana mismo para identificar y llevar ante los tribunales a quienes han quedado retratados perpetrando estos y otros desmanes. Pero no caerá esa breva, no.

    Cuando dicen derecho a la huelga, Fernando, quieren decir imposición de la huelga, porque saben muy bien que es la única forma de que alcance una mínima repercusión.

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